XIV Memorial Juan Moreno Santiago


Hoy la mala suerte se ha posado sobre nuestras cabezas, á sido una conjunción negativa de factores elevados a su máxima potencia.
El Sábado todas las predicciones meteorológicas nos decían que pillaríamos agua por un tubo, pero con todo ello decidimos quedar a las 7.00 a.m. del Domingo.
La mañana no presentaba buen aspecto, había bastantes nubes y hacia no mas de 10ºC. Con todo ello nos dirigimos a la capital de los Califas para disputar esta preciosa y dura prueba, por momentos durante el viaje se empieza a ver algunos “claretes” en el cielo, por dentro rogamos al todopoderoso que haga un buen día.
Somos de los primeros en llegar, nos vestimos tranquilamente mientras van llegando bastantes coches y corredores.
Pronto nos acercamos a las 10.00 a.m. hora de la salida, se configura un grupo que ronda en total las 150 unidades, salimos de forma neutralizada pero muy rápida, el publico es inexistente, salvo el típico que saca al perro a mear, el que sale temprano a comprar los churros y el que aun a estas horas no se ha acostado.
La cosa pinta bien, esas nubes van abriendo paso a grandes claros y comienza a hacer calor, le comento al Pelos que me voy a quitar algo de ropa y en el parón de Alcolea que se hace para dar la salida a los Veteranos 50-60 nos quitamos la ropa de abrigo.
La salida esta apunto de darse nos miramos y santiguamos, y todo comienza como estaba escrito, una velocidad de vértigo, muchos toboganes que se superan sin mayor esfuerzo, llegamos a la zona de olivar, carretera estrecha, los nervios se notan, cuando algún corredor no traza bien una curva la gente se lo recrimina a voces, pronto llegamos a Villafranca, la carretera se ensancha, la ocupamos por completo, llegamos a El Carpio, rodamos en las primeras posiciones, no queremos tener ningún contratiempo en forma de caída, ganamos la localidad de Pedro Abad, giro a la izquierda, otro tirón, esto se anima, el Seco se pone a mi lado y me dice que este atento la carretera se va a estrechar y si te cortas estas perdido, cruzamos el pantano, la zona es preciosa, me emplazo para visitarla otro día mas tranquilamente, estamos locos se masca la caída, de pronto se escucha “perro”, todos nuestros sentidos se afanan en saber donde esta y saber cuales son los propósitos de ese simpático animalillo, no quiero que mi rueda quede como la del Tour, le veo esta en el lado izquierdo, se le ve asustado, ufff, paso el peligro, de la que nos hemos librado, comienza la subida, voy con todo, el dedo corazón de mi mano derecha comienza a accionar la maneta, 12, 13, 14, así hasta llegar al 23, ni se me ocurre utilizar el de la mano izquierda, pienso – si lo hago estoy perdido- rodamos en las primeras posiciones, al coronar en Adamuz solo perdemos 100 metros, enseguida conectamos sin mayor esfuerzo, al fondo la Mojonera, este mas que un puerto lo veo un largo repecho, es duro, plato fuera y a jugar con los piñones, me pongo en bielas con el 19, a tope, vamos –vamos-, veo un fotógrafo disparando fotos, me pongo en el lado derecho, una buena foto sufriendo no me gustaría perderla, corono, comienza el descenso, 80 km/h, los “buenos” ahora están a cuatrocientos metros, en el grupo de 7-8 nos miramos y nos lo decimos todo – a por ellos-, cruzamos Villafranca, el publico ya hace acto de presencia, veo un niño me acuerdo del mío y me da mas fuerzas, de pronto al fondo veo al Seco, esta perdiendo rueda con el primer grupo, imagino lo peor y al llegar a su altura veo que su rueda trasera esta como la de Olano cuando gano el campeonato del mundo en Colombia, no lo pienso dos veces y le digo, -para, para- en dos segundos desmonto mi rueda trasera, le vuelvo a gritar –baja todos los piñones- en un momento la rueda ya esta puesta y le lanzo de un empujón, que situación tan cargada de nervios pero excitante a la vez, allí en aquella cuneta y mientras pasan decenas de corredores son inenarrables la cantidad de cosas que pueden pasar por la cabeza, pero una se repetía constantemente y era que mi compañero ganaba la prueba.
Pobre de mí que espere que alguien me pusiera una rueda, al final al coche escoba.
Con mi carrera ya terminada, termina mi historia, el Seco por su parte se pego una persecución de 15 kilómetros hasta que consiguió enlazar de nuevo con la cabeza y pudo reintegrarse al sitio de donde una “china” le había apartado. En la parte final con la subida a Cerro Muriano quedaron los “gallos” y con las fuerzas mermadas por el infortunio termino en sexta plaza, una floja recompensa con todo lo acaecido.

Un fracaso, o no, cada uno puede tener su criterio, yo por mi parte creo que hice bien, había opciones y se intento hasta el final.
Ahhhh, decir que no calló ni gota en toda la prueba y eso es digno de mención porque menudo finde que llevábamos.
Nada mas solo decir a mis compañeros que os quiero.
Desde el Santo Reino un saludo pa toda la afición.

Pájaro Loco.


Adios.

2 comentarios:

Rafa "Panadero" dijo...

Cada día me quedo más impresionado contigo Albertito.

Ahí delante, a punto de cazar....y tienes el suficiente concepto de amistada como para "ceder" tu rueda a el Seco, joder que suerte tiene el tío de contar con un amigo como tu.

Al final esa Sexta plaza "la mitad es tuya" y le tuvo que saber a gloria.

Un abrazo y cada día te veo mejor.

Nos vemos el viernes en Los Lagos.

Fernando A. Pozón dijo...

"..veo un fotógrafo disparando fotos, me pongo en el lado derecho, una buena foto sufriendo no me gustaría perderla, corono, comienza el descenso,..."
Yo estaba tirando fotos al final de las Mojoneras, casi cororando. -si te encuentro te la paso, todavia no las he descargado...
Enhorabuena por u generosidad!
Un abrazo