Cuando mama vino a recogernos y ya subidos en el coche, el silencio lo decía todo, -incluso quite hasta la música-, Juani pregunto con cara de alegría -¿que como a ido eso?-, mi respuesta fue directa, -valiente mierda-.
Con lo que me jode que me tomen el pelo y ocho mil jiennenses nos fuimos a casa con la misma sensación de que nos habían tangado, de que se habían reído de nosotros.
Nada mas entrar me registran la mochila y me hacen quitar el tapón a una botella de agua (de las pequeñas) que llevaba para Adrián; después al ir a por una lata de cerveza me quisieron cascar 2 €uros, -menudos precios populares-; entramos en el estadio y no se porque, pero la primera impresión (la que queda) me dice que eso va a ser una "charranada".
Hora y media esperando con un niño de 5 años se pueden hacer muy largas, -seguro-, los que llegaban tarde iban tan desesperados que al final se quedaron en las escalones (cosa que esta prohibida), uffff, -y me quitan el tapón a una botella de agua-.
Comienza el espectáculo después de 20 minutos de ladrillo del mal spiker que en el centro del campo de fútbol intentaba que no perdiésemos la calma y nos comiésemos las entradas; no se ve a lo lejos y no era porque tenga gafas, -no, es que no se veía-, ni una cheerleaders como otra veces, -nada-, solo un spiker y no se cuantas olas, -había que entretener al personal como fuese-.
Después de dos tantas de saltos, Adrián se encuentra con un compi del cole y deciden que el espectáculo, y entretenimiento, esta en una lata de refresco a la que dan patadas sin parar, renuncian a ver este bodrio, -ganas me dieron de ponerme de portero-, jajajaja.
Y fin, nada mas, -no hubo mas-, de lo que costaron las entradas no os voy a decir nada, si quieres las pagas y sino no, pero bien me lo podía a ver dejada para un jamoncito de bodega.
-En fin-.
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