Mi día a día -Martes 21 Febrero-

La del domingo pasado no fue precisamente un paseo por la huerta murciana y si algo a lo que yo no estoy para nada acostumbrado.

Sabedor de que no tenía para nada mi participación asegurada, aterrice en la zona de la salida una hora y media antes de que comenzase la carrera, entre en la cafetería donde se hacían las inscripciones y cual fue mi sorpresa al ver que había cerca de veinte corredores inscritos ya, -pufff- me dije en ese momento, la suerte estaba echada, solo había que esperar a las diez y cuarto para que nos dijeran si había o no suerte.

Conversando con unos y otros, intuyo que si que voy ha poder correr, así que después de tomarme un cafecito, me voy para el coche ha ponerme el traje de faena (el del año pasado), y comenzar a calentar sin prisa pero sin pausa, en una mañana fresquita y con un vientecillo bastante porculero.

A la hora señalada se cierra el control de firmas para los inscritos en el interclub, un grupo muy numeroso de corredores nos vamos tras los jueces y después de hacer el recuento de firmas, y sin haber llegado a los 200 inscritos, comienzan a venderse los dorsales al precio de 10 €uros, firmada la hoja de control, salgo a la carrera para quitarme perneras y manguitos, la carrera iba a comenzar en breves instantes.

Pero no, la salida se demora cerca de media hora por la posibilidad de que el paso de un tren haga que se tenga que bajar la barrera justo a nuestro paso, momento que aprovecho para informarme de cómo y cuantos serán los kilómetros de la carrera; el primero que le pregunto (no corredor) me dice que eran 140 kilómetros, jajajaj, -que suerte, le he ido a preguntar al mas listo-, el tío hasta se lo creía y todo, jajaja, aquí nadie sabe nada, tiene cojones, -me rió por no llorar-.

A toque de silbato se da la salida a la prueba, y sin aun haber bajado ni un solo piñón –zass-, ostión tras la cabeza en el que se ven envueltos media docena de corredores, se forma un tapón y cuando consigo salir de allí toca pegarse el primer calenton, 197p marca el pulsometro que no para de parpadear, la fila de corredores es interminable, de remar para adelante ni hablar, es completamente imposible ir para delante a esa velocidad, -¿que mala bestia estará provocando esta escabechina?

Durante 15 kilómetros ruedo a tope, esperando explosionar o que se yo si algo peor, incomodo y asustado me muevo como puedo, recupero un par de posiciones y a los pocos segundos las vuelvo a perder, quiero ir para delante y evitar tanto peligro pero no soy capaz, banzazos, frenazos, tapas de alcantarilla, baches, y sobre todo glorietas, esto parece una pista americana, -no se si saldré con vida-, hasta que llego la gorda, en la que Dios me dijo –hoy no te caigas pájaro-, y yo dije –mamaaaaa-, menuda leche, hombres y bicicletas tirados cual despojos fuesen por todos lados, intento meterme por un hueco mientras a mi lado siguen cayendo y solo pienso en que nadie “me la meta por detrás”, salgo de allí como puedo, la cabeza se pone a pensar en mil cosas, de lo que ha pasado y de lo que me va a costar llegar de nuevo al grupo, aprieto a tope por mil, miro mi piernas, están completamente hinchadas, el pulsímetro parece haberse roto y sigue con el 197 parpadeando, aprovecho alguna rueda que sale al paso y consigo después de un grandioso esfuerzo volver al seno de grupo donde la gente es consciente de lo que ha pasado.

En la misma tónica seguimos pasando localidades, -¿qué queda para el repecho?- escucho murmurar, ni idea tenia yo de que existiese, pero allí estaba, el descargador me descargo del grupo, siendo una subida de potencia mas que de cadencia no pude con el, mi débiles piernas habían sufrido un fuerte correctivo y no puede seguir la estela en su parte final, otro corredor que se había quedado conmigo decía –que entremos que entremos-, y yo pensé –ni de coña-, los coches no nos dieron change y nos pusimos a remar solos tan aprisa como podíamos; pasados diez kilómetros miro detrás y veo un grupo que nos va ha coger, -carne fresca- dirían ellos, pues bienvenidos, ahora podríamos terminar dignamente esta locura de carrera.

Pasada la meta, con un picor de garganta increíble, los ojos aun inyectados en sangre y la carbonilla del año pasado bien eliminada de las toberas, llega el momento de sacar conclusiones, no muy gratificantes, pero son las que hay, no pierdo la esperanza, Mayo esta aun lejos, esto acaba de empezar.

Mañana os contare como va esta semana que hoy comienzo, una semana que en nada se parecerá la pasada.

Hasta mañana.

No hay comentarios: