
El entrenamiento a durado finalmente dos horas y media, que considero han sido bastante buenas teniendo en cuenta que el perfil incluía la ascensión al Puerto de Los Villares por sus dos caras, la primera (la de ida), es mas larga, pero menos dura, pero la de vuelta, -ay la de vuelta-, es mas corta, pero tiene 2,5 kilómetros que se hacen interminables por una carretera ancha en la que, como hoy, suele pegarte el aire de cara.
La recompensa a tan buen trabajo realizado a llegado nada mas llegar a Jaén, en el abrevadero de costumbre había quedado con Bobas, que venia de hacer bicicleta montaña, para refrigerar el motor, -que rica y que fresquita-.
Mañana Viernes haré una sesión de rodillo cortita, será terapéutica mas que otra cosa y vendrá muy bien para empezar a descansar.
Hasta mañana.
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